Era la diosa del vicio, la luna, la tierra y la curación en la mitología azteca. Se le atribuía como marido a Tezcatlipoca y como hijos a Cinteotl y Xochiquetzal.
Se creía que tenía cuatro aspectos llamados Teicu, Ticapan, Tlaco y Xocutin, que eran brujas que montaban en escobas y visitaban los cruces de camino. También visitaba a los humanos cuando decidían cosas importantes, especialmente cuando eran elecciones que podían traer un resultado bueno y otro malo.
Los aztecas antes de morir confesaban sus malas acciones (desobedecer a los dioses, actuar cobardemente en la guerra, hacer sacrificios inapropiados, etcétera) a los sacerdotes, estos debían decidir si el moribundo decía la verdad y en este caso Tlazolteotl se comía sus pecados y el alma se purificaba.