Eran las cuatro deidades gigantes que soportaban el mundo en la mitología maya. En principio con este nombre se designaba a un solo dios hijo de Itzamná e Ix Chel.
Protegían el cielo sosteniéndolo cada uno en una esquina del mundo, debido a esto estaban asociados cada uno con un punto cardinal que además se identificaba con un color. Los nombres que se le daban eran Hobnil, relacionado con el Este y el rojo, Can Tzicnal relacionado con el Norte y el blanco, Zac Cimi relacionado con el oeste y el negro, Hozanek relacionado con el Sur y el amarillo. También se creía que estos dioses regulaban la lluvia y eran protectores de las abejas, así como que tenían la capacidad de predecir las condiciones meteorológicas futuras.