Era la diosa del sustento y la fertilidad de la tierra en la mitología azteca. Se le consideraba el aspecto femenino del dios del máiz Centeotl o bien su consorte. Para asegurar una buena cosecha cada año se sacrificaba una chica joven vestida como la diosa. Cuando había malas cosechas se atribuían a la acción de la diosa. Se le representaba sosteniendo un escudo solar, a veces como una joven rodeada de flores y en otras como una mujer que mataba con un abrazo.