Es la diosa de la luna en la mitología del pueblo maorí de Nueva Zelanda. Se decía que se perdía una vez al mes durante varias horas y que regresaba de nuevo renovada después de bañarse en el agua de la vida. Se encargaba de no permitir que los hombres vuelvan a la vida después de la muerte ya que eso solo está reservado para ella. En otras mitologías polinesias es un dios que se enamoró de Ina, la diosa de la luz y que se casó con ella, aunque apenas coincide ya que su mujer solo aparece durante el día.