Era el dios supremo del pueblo taino y otros pueblos de las Antillas. Era el dios que adoraban los pueblos con los que se encontró Colón en sus primeros viajes. Se decía de él que era todopoderoso, omnisciente, invisible y eterno. Era un dios que no se involucraba en la vida terrenal ni influía en la vida de las personas. No era un dios creador ya que él mismo había nacido de una diosa madre que se conocía por varios nombres, uno de los cuales era el de Attabeira.