Era el dios de la lluvia, los rayos, los truenos y las tormentas en la mitología inca. El movimiento de sus ropas brillaba y producía rayos.
En un mito se cuenta que había llenado una jarra de agua de la Vía Láctea y se la dio a su hermana (que a veces se decía que era la propia Vía Láctea) para protegerse, cuando llovía era porque Ilyapa rompía la jarra con su rayo y el trueno era el sonido que producía su honda al enviar el rayo.
Durante las sequías los incas ataban a los perros negros y no les daban comida ni bebida con la esperanza de que al oír sus lamentos y alaridos el dios se apiadara de ellos mandando la lluvia.
Se le representaba como un hombre que llevaba ropas brillantes o bien llevando un garrote y piedras.