Era el dios del viento en la mitología azteca. Se le consideraba a veces como una de las apariencias de Quetzalcóatl. Tenía como atributos las cuatro direcciones del viento. Se le atribuía como esposa a Mayahuel. Su respiración infundió vida a las cosas creadas.
Había sido el dios gobernante durante el segundos sol que terminó
destruido por las tormentas y con los hombres convertidos en monos. En el Quinto Sol (la era actual) Ehecatl sopló al dios de la luz, Nanautzin, y a el dios de la luna, Tecciztecatl, después de que ambos se sacrificaran en un incendio y se convirtieran en la luna y el sol, desde entonces hace que estos se muevan mediante su soplo.
Se enamoró de una chica que trajo del Inframundo, Mayahuel, y se apareó con ella para demostrar a la humanidad el secreto de la reproducción, así como también el amor. Ambos se convirtieron en el Árbol Precioso para quedar juntos para siempre pero al final la diosa que la custodiaba en el Inframundo hizo que Mayahuel muriera y Ehecatl volvió a convertirse en dios para enterrar sus restos.
Se le representaba como un dios negro con una máscara picuda roja y con
un collar de caracola del que surgía el silbido del viento.
