Es el dios de la guerra, la riqueza y guardián del norte en la mitología japonesa. Se encargaba de distribuir las riquezas y proteger a los que cumplían las leyes, también protegía a la gente de las enfermedades y los demonios.
Se le representa como un poderoso monarca con una armadura y con una lanza en la mano, de pie frente a los demonios muertos y una rueda de fuego o anillo alrededor de su cabeza a modo de halo. Era uno de los Shichi Fukujin, los dioses de la felicidad y la buena suerte.