Es el dios creador en la mitología de los Twana y Nisqually. Fue el responsable de crear a la primera humanidad.
Los humanos estaban destruyendo todo lo que Dokibatl había puesto en la tierra, incluso llegando al canibalismo, así que el dios mandó una inundación para acabar con ellos. Solo una mujer y un perro sobrevivieron, tuvieron hijos que eran humanos pero andaban a cuatro patas, así que Dokibatl mandó al Hombre-Espíritu para que les enseñase a ser humanos y dejasen de andar como los perros. Satisfecho por su éxito mandó a los hombres toda clase de regalos como arcos, flechas, lanzas y la forma de crear el fuego.
También instruyó al Hombre-Espíritu para librar a la humanidad de todas las epidemias y malos espíritus que acechaban a los hombres, encerrándolas. Pero una noche una niña salió de casa y abrió la puerta donde estaban encerradas y el mal volvió al mundo. Dokibatl mandó un demonio a cazar a esta chica como advertencia para todas las mujeres que salgan de su casa por la noche para hacer el mal.