Era el dios de la adivinación, el destino y la sabiduría en la mitología yoruba. Era hijo de Olorun. Conocía el futuro de las personas y hacía de intermediario entre Olorun y los seres humanos.
Ayudó a Obatalá a crear la tierra y también le ayudó cuando Olokun, la diosa del mar, cubrió la tierra de agua, haciendo que el agua volviera a su sitio y dejando espacio a la tierra para que los humanos pudiesen vivir en ella. Después de su ayuda los humanos le rogaron que se quedara con ellos, él no quería quedarse así que compartió sus conocimientos con ellos, enseñó a algunos a adivinar el futuro y controlar las fuerzas invisibles y después regresó al cielo. Se le conocía por el nombre de Ifa, la palabra que designaba la adivinación.